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El museo se plantea como una promenade, que se prolonga hasta la ciudad y se convierte en una nueva puerta para el conjunto arqueológico de Villa Adriana. Tres aspectos principales caracterizan el proyecto: el recorrido, la iluminación cenital y su materialidad. La actuación, determinantemente topográfica, además de albergar el citado museo y una zona de investigación con talleres de restauración, reorganiza la zona de acceso rodado y peatonal a partir del estudio del relieve original de la villa, restituyéndose en gran parte su perímetro y sus terrazas iniciales. El recorrido, a su vez, se articula mediante la concatenación de espacios públicos caracterizados por su diferenciada geometría y matizada pavimentación, siendo de reseñar la gran plaza rectangular en torno a la que se desarrolla el museo, que con grandes losas de travertino negro y una lámina de agua, refleja el cielo e invita al placer de mojarse los pies.

Reinterpretación contemporánea, morfológica y materialmente, de la construcción romana, el proyecto hace del dialogo que se establece con la preexistencia su principal razón de ser.

MUSEO IMPERIAL ROMANO: Puerta Nueva de Villa Adriana

ROMA

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